Pedro Sánchez llegó a La Moncloa y diseñó su Gobierno con intención de alargar la legislatura al máximo. Pero el escenario político ha dado un vuelco ahora que Carles Puigdemont ha terminado por imponer su control sobre un PDeCAT que, a las órdenes de Marta Pascal, había rebajado la estrategia de confrontación con el Estado y había sido fundamental a la hora de sacar adelante la moción de censura contra Mariano Rajoy, en contra la opinión del ex president. El Gobierno de Sánchez es ahora un poco más débil y ve cómo la operación Diálogo abierta con la Generalitat de Joaquim Torra queda tocada. Un Torra que reclama resultados sobre el estatus de los presos y ‘exiliados’ y gestos sobre el derecho de autodeterminación. La opción del adelanto electoral, forzado por el bloqueo político, está encima de la mesa en un verano marcado por la incertidumbre.
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