Los Iberos no emplearon maquinaria de asedio, ni en general guerra de asedio, en sus conflictos anteriores a la llegada de Amilcar Barca en 237 a.C. Sólo en zonas muy concretas (como Cataluña o Alicante) hay fortificaciones que muestran un limitado conocimiento de la poliorcética avanzada mediterránea, mientras que en la mayoría de los casos las fortificaciones no están diseñadas para resistir un asedio formal.
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