La economía de mercado capitalista ha erosionado de manera infame los lazos sociales y el arraigo comunita-rio. Al ser un sistema económico que potencia el indivi-dualismo y fomenta la globalización, impone formas de intercambio social basadas en la competencia, la explo-tación y la dominación que perpetúan el antagonismo en las relaciones de género, y que han alcanzado las aulas de las universidades públicas. En ellas también se privilegia la competencia, la productividad, la homogeneidad y el sometimiento: la competencia, por encima de la colabora-ción, la productividad sobre la fertilidad del pensamiento crítico, la homogeneidad por encima de la diferencia y el sometimiento sobre la libertad de expresión, con lo cual se instigan en las aulas formas violentas contra las mujeres: de profesores hacia alumnas, entre alumnos y alumnas, en detrimento generalmente de estas. Coincidimos con Rita Laura Segato (2017) en que las aulas son espacios para el goce autoritario de muchos profesores, y añadiría, de algunas profesoras también. Retomando las posturas del feminismo de la diferencia (Irigaray, 1984, 1989), en tanto territorio indómito, se plantearán reflexiones críticas sobre la importancia que reviste la práctica docente feminista, particularmente en las aulas donde se enseña psicología, para: 1) contrarrestar “la pedagogía del autoritarismo” (Segato, 2017) de la que depende el capitalismo; 2) reivin-dicar la fecundidad de la diferencia sexual como estrate-gia política que atenúe la violencia de género. Para lograr ello, rumbo a la igualdad de género en las universidades, es fundamental transformar las aulas, en aulas feministas (hooks, 1994)1.Palabras clave: Feminismo, violencia de género, docencia feminista, psicología, diferencia sexual.1 No es un error de tipeo. La autora, escritora y activista, decidió escribir su nombre en minúsculas porque, en sus propias palabras, lo que es más importante en un libro es “la sustancia, no quién soy yo” (hooks, 1994, p. 25). Declaración consiste con su postura intelectual de toma de consciencia de sí misma y de crítica feminista sistemática a la sociedad.
The capitalist market economy has undermined in a sha-meful way social bonds and the community and local roots. It is an economic system that promotes individua-lism and promotes globalization and imposes forms of social exchange based on competition, exploitation and domination that perpetuate antagonism in gender rela-tions. Moreover, it leads to the suffocation of women’s singular and differential subjectivities. The neoliberal po-licies that emerge from capitalism have reached public universities whose classrooms empower competition, productivity, homogeneity and submission: competition over and above collaboration; productivity over and above the critical thinking fertility; homogeneity over and above difference; and submission over and above freedom of expression, resulting in violent incitements against women in the classroom settings: from teachers to female students and among classmates. We agree with the feminist anthro-pologist Rita Lauta Segato (2017) when she argues that the classrooms are spaces for the authoritarian enjoyment of many male teachers and I would include some female teachers as well. Bearing in mind different feminist views (Irigaray, 1984, 1989) into such indomitable territories, critical reflections will be outlined on the importance of feminist teaching practice, particularly in the classrooms where psychology is taught to: 1) counteracting "autho-ritarian pedagogy" (Segato, 2017) on which capitalism depends on; 2) claiming the sexual difference fecundity as a political strategy that mitigates gender violence. To achieve the above towards gender equality in universities, it is essential to transform the classrooms into feminist classrooms (Hooks, 1990)
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