Pedro Sánchez tiene por delante el desafío de incorporar a las fuerzas políticas catalanas y vascas al pacto presupuestario cerrado con Pablo Iglesias. Con el PNV las sensaciones son buenas, pero ante el próximo arranque del juicio por el 1-O, el independentismo reclama gestos hacia los presos y sobre la autodeterminación, muy complicados de conceder por parte del Gobierno. Sin embargo, mientras Carles Puigdemont y su núcleo duro apuestan por el veto a las cuentas en su estrategia de confrontación, Sánchez cuenta con dos aliados clave al frente de ERC y el PDeCAT, Oriol Junqueras y David Bonvehí, que ya no esconden sus diferencias estratégicas con el ex ‘president’ y que apuestan por normalizar la situación política en Cataluña sosteniendo al nuevo gobierno socialista.
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