Se alzaban como dos puntales de la cristiandad en el tiempo de las invasiones turcas y la Guerras de religión. Un rey que nunca fue emperador, Felipe II, pese a que sus dominios abarcaban veinte veces la extensión del Imperio Romano. Y un emperador que apenas ejerció como rey, su sobrino Rodolfo II. Tenían las llaves del mundo pero la única que les importaba era la que abría las puertas de la ciencia hermética. El autor de "El secreto del rey alquimista" (Algiada) ofrece una aproximación a la vida de etas cortes mágicas en tiempos de la Contrarreforma, y a la afición secular del poder de las secretas artes.
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