Las aguas de Villavieja (Castellón) han sido motivo de numerosos estudios, especialmente en el siglo XIX. Las características de sus aguas se determinaron mediante análisis realizados por distintos profesionales farmacéuticos o médicos, y se clasificaron en función de las costumbres de la época. Las del Balneario de Villavieja, Pozo Monlleó, son hipertermales ya que surgen a una temperatura de 40oC; tienen un pH de 7,5. Se caracterizan por su mineralización fuerte, con un residuo seco a 180oC superior a 1500 mg/l. Por su contenido salino, estas aguas se clasifican como cálcicas, magnésicas, muy duras y sulfatadas.
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