A través del tríptico formado por El séptimo continente (Der siebente kontinent, 1989), El video de Benny (Benny’s Video, 1992) y 71 Fragmentos para una cronología del azar (71 Fragmente einer chronologie des zufalls, 1994), Michael Haneke realiza una sólida unidad discursiva basada en la denuncia contra el espectáculo audiovisual. Dicha crítica es presentada como espejo de una forma de vida caracterizada por la mera apariencia social, así como también por el aletargamiento y la alienación del sujeto contemporáneo. Haneke lleva hasta las últimas consecuencias esta mirada negativa sobre la sociedad del espectáculo gracias a una serie de operaciones metatextuales y de marcas enunciativas (relato fragmentario y coral, imágenes en negro, sugerencia del fuera de campo definitivo e hibridación de texturas visuales de video y cine). Nuestro propósito en este trabajo es poner de relieve esta percepción mediante la presencia figurativa y simbólica de la televisión en el ámbito doméstico. La realidad surge del espectáculo televisivo y este a su vez es real. Según Haneke, dicha alienación recíproca, tal y como sostiene de manera similar Guy Debord, es la esencia y el soporte de nuestra sociedad.
Through the triptych formed by The Seventh Continent (Der siebente kontinent, 1989), Benny’s Video (Benny’s Video, 1992) and 71 Fragments of a Chronology of Chance (71 Fragmente einer chronologie des zufalls, 1994), Michael Haneke produces a solid discursive unit focused on denouncing audiovisual show. This criticism is presented as a mirror of a way of life characterized by mere social appearance, as well as by the lethargy and alienation of the contemporary individual. Haneke takes this negative view of the society of the show to the extreme thanks to a series of metatextual techniques and enunciative marks, such as fragmentary and choral storytelling, black images, the suggestion of off-screen and the hybridization of visual textures of video and cinema. Our purpose in this text is to highlight this perception through the figurative and symbolic presence of television in the domestic sphere. Reality arises from television show, which in turn is real. According to Haneke, this reciprocal alienation —as Guy Debord similarly maintains— is the essence and foundation of our society.
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