La obra del profesor Sanmartín Los nuevos redentores mantiene plenamente su actualidad y vigencia. El estilo con el que está escrita favorece plenamente el debate social sobre la ciencia y su servicio al verdadero desarrollo humano. El autor dialoga continuamente con el lector y le interpela con las preguntas que él mismo se hace. Así cultiva el género de la conversación sobre la ciencia, que aparece como el más conveniente para evaluar éticamente la ciencia, sin ceder a ningún tipo de simplismo ni de prejuicio ante ella. El contenido más urgente que revisar es el imaginario antropológico con el que se pretendía desarrollar la ciencia a finales del siglo pasado y en la actualidad. Una antropología tremebunda, unida a una sociobiología al dictado del imperialismo de los genes sobre la conducta, ha venido siendo presentada como la prueba irrefutable de que el ser humano necesita ser redimido por la tecnología científica. Por la ingeniería genética, el hombre debía acabar imponiéndose al modelo de la máquina como garantía del verdadero progreso. Un eslogan compartido por el transhumanismo de nuestros días. Pero el ser humano, advierte Sanmartín, ni es heredero de una antropología cruel, ni vive aislado en una burbuja sin influjo del ambiente histórico y del contexto social, ni es pura materia pasiva que pueda ser manipulada con la excusa de mejoras. Solo una educación adecuada, que tome de la ciencia lo que tiene que tomar, pero que parta de los fundamentos antropológicos más sólidos y contrastados, podrá apuntar a un futuro a la altura de la dignidad humana, de la familia humana y de cada persona.
The work of Professor Sanmartín Los nuevos redentores fully upholds its present and relevance. The style with which it is written fully favors the social debate about science and its service to true human development. The author talks continuously with the reader and challenges him with the questions he asks himself. Thus cultivates the genre of conversation about science, which appears as the most convenient to ethically evaluate science, without yielding to any kind of simplicity or prejudice to it. The most urgent content to review is the anthropological imaginary with which it was intended to develop science at the end of the last century and today. A tremendous anthropology, linked to a sociobiology to the dictation of the imperialism of genes over behavior, has been presented as the irrefutable evidence that the human being needs to be redeemed by scientific technology. For genetic engineering. Man to the model of the machine should end up imposing itself as a guarantee of true progress. A slogan shared by the transhumanism of our days. But the human being, Sanmartín warns, is not the heir of a cruel anthropology, nor lives isolated in a bubble without influence of the historical environment and social context, nor is it pure passive matter that can be manipulated with the excuse of improvements. Only an adequate education, that takes from science what it has to take, but that starts from the most solid and contrasted anthropological foundations, will be able to point to a future that is equal to the human dignity of the human family and of each person.
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