Los gobiernos democráticos no son los únicos que realizan esfuerzos y formulan estrategias políticas para la generación de consenso, la última dictadura cívico-militar argentina también buscó aumentar sus apoyos y disminuir los sectores disidentes. Con este trabajo cuestionamos la temprana hipótesis del empleo exclusivo del terror y la coerción por parte de este régimen, para demostrar que la población también fue gobernada mediante tecnologías de convencimiento. En este trabajo analizaremos una serie de encuestas y sondeos de opinión realizados por el gobierno en 1981 para medir el ánimo social y conformar un mapa de debilidades y fortalezas que utilizó para recuperar el direccionamiento político. El general Viola asumió un gobierno jaqueado por la crisis económica y social, y mantuvo un sondeo diario de las actitudes y juicios de la población a fin de medir y obtener información que utilizó para la construcción de estrategias comunicaciones y de propaganda.
The democratic governments are not the only ones that make efforts and formulate political strategies to generate consensus. The last Argentine civic-military dictatorship also sought to increase its supports and decrease dissident sectors. With this work we question the early hypothesis of the exclusive use of terror and coercion by this regime, and instead we show the use of convincing technologies to govern the population. In this paper, we analyze a series of surveys and opinion polls conducted by the government in 1981 to measure the social mood and define a map of weaknesses and strengths used to recover the political direction. General Viola assumed a government harassed by the economic and social crisis. He maintained a daily survey of the attitudes and judgments of the population in order to measure and obtain information that he used for the construction of communication and propaganda strategies.
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