Murcia, España
Una veintena de cuerpos yacían enterrados bajo las murallas de Dura-Europos, mudos testigos y, a la vez, testimonio elocuente del horror de la guerra. Sus vidas se apagaron en año 256 cuando en shahanshah, el rey de reyes, Sapor I puso asedio a la ciudad con la intención de conquistarla, una vez más, en el marco de su segunda gran ofensiva sobre el Oriente romano. Los restos mortales de aquellos desafortunados combatientes, desenterrados 1700 años después, nos hablan sobre la cruda realidad de la lucha entre las dos mayores superpotencias del momento por el control de la ciudad y sus defensas.
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