El artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece el derecho de toda persona a la protección de la salud; sin embargo, continúa habiendo situaciones que atentan contra la misma, siendo estos últimos la causa de una elevada incidencia de enfermedades crónico-degenerativas no transmisibles como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial sistémica, sobrepeso, obesidad, las dislipidemias y el síndrome metabólico. La falta de acciones ha llevado a que los recursos se focalicen en las últimas dos etapas de la enfermedad y que las tres primeras etapas queden sin una atención planeada. La enfermedad renal crónica en México está considerada una enfermedad catastrófica debido al número creciente de casos, los altos costos de inversión, recursos de infraestructura y humanos limitados, así como por la detección tardía y las elevadas tasas de morbimortalidad en los distintos programas de sustitución renal. Se necesita invertir conscientemente en la formación de nuevos recursos humanos (médicos nefrólogos y enfermeras especialistas en nefrología) reforzando el tema de la prevención en la enfermedad renal crónica, a fin de limitar y/o revertir el daño renal, pues, en poco tiempo, no habrá recursos financieros suficientes para sustentar esta enfermedad.
The fourth article of the Political Constitution of the United Mexican States establishes the right of every person to the protection of health; however, there are still situations that threaten it, the latter being the cause of a high incidence of chronic non-transmissible diseases such as diabetes mellitus, systemic hypertension, overweight, obesity, dyslipidemias and metabolic syndrome. The lack of actions has led to resources being focused in the last two stages of the disease and the first three stages to be left without a planned attention. Chronic kidney disease in Mexico is considered a catastrophic disease due to the increasing number of cases, high investment costs, limited infrastructure and human resources, as well as late detection and high rates of morbidity and mortality in different renal replacement programs. It is necessary to consciously invest in the training of new human resources (nephrologists and nephrology nurses) by reinforcing the issue of prevention in chronic kidney disease, in order to limit and/or reverse the kidney damage, because, in a short time, there will not be enough financial resources to sustain this disease.
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