Resumen de Centro Médico en Zaragoza
Elena Miret Estabés, Ibon Micinay
La decidida estrategia con la que los autores han abordado este proyecto ha permitido convertir un espacio oscuro y obsoleto en una fuente de luminosidad en la que los usuarios del Centro Médico pueden disfrutar de una necesaria relajación.
El encargo comenzó por la necesidad de instalar un elevador en el local que ocupaba el centro médico, un espacio situado en los bajos de un edificio multifuncional construido en los años 70 en una gran manzana del centro de la ciudad. Aunque la gran escala del edificio y su complejo programa se resolvió entonces con acierto, el pasaje comercial que atraviesa su planta baja apenas había sido actualizado y hacía tiempo que había perdido su vitalidad inicial y su conexión con la vía pública. Por otro lado, se comprobó que ni las instalaciones ni la distribución espacial del local reunían las condiciones adecuadas para la asistencia médica, así que una vez exploradas las posibilidades que ofrecía el lugar y demandaba el uso, se elaboró una propuesta que animó a los clientes a acometer la reforma completa.
Con la ilusión de una luz cenital, una bóveda portadora de energía -por ella discurren los conductos de instalaciones- cubre el vacío exterior que conecta el pasaje comercial con la calle a través del local, permitiendo de esta manera la entrada de luz natural y aire fresco a su interior.
La apertura de este patio junto al pórtico estructural, además de resolver los problemas de altura, ordena el espacio del local en dos bandas que colmatan el volumen construido junto a las medianeras. El área pública destinada a la recepción y espera de pacientes, aparece como un espacio abierto y diáfano. Veladas por un paisaje de vitrinas que disuelve la presencia del peso del edificio, de su estructura portante, se agrupan las salas de consulta.
El proyecto se construye con luz, el material más lujoso y sostenible. Luz natural que se prolonga en la generada por la actividad del centro. Luz reflejada en la lámina de agua del patio que humidifica el flujo de aire fresco. Una gavilla de finos perfiles metálicos materializa la claridad que emana la bóveda en una envolvente de densidad variable. Así el patio alumbra las salas y permite que la mirada se aleje ampliando el espacio habitado.
En el blanco paisaje de luz y reflejos la suavidad del abedul asume el contrapunto vital que acompaña el tacto. Lamas de madera gradúan la intimidad de las salas. De madera es también el mueble habitado que condensa los servicios en la planta superior, destinada a consultas especiales. Allí la densidad relativa de los espacios se invierte y es lo más tecnificado y compartimentado el filtro entre los espacios principales. Una lámpara al abrirse sus puertas como doradas branquias de luz cambiantes con el uso.
