Esta propuesta de edificio sanitario permite una flexibilidad modular muy adecuada para un centro con unos usos tan especializados y variados, pudiéndose intercambiar las zonas programáticas sin afectar ni la modulación ni la estructura de la propuesta.
El edificio se sitúa en la confluencia de dos calles de carácter y sección muy diferentes, pero de gran importancia para Vilafranca y el nuevo Ambulatorio entiende y responde al lugar mediante una volumetría clara, limpia y articulada: un cuerpo bajo que aumenta su presencia en la esquina, en el encuentro de las calles, marcando la entrada al edificio y convirtiéndose en la nueva puerta a la ciudad.
El edificio se proyecta a partir del vacío, los patios articulan la volumetría y los espacios, garantizando la perfecta iluminación de todos los espacios y favoreciendo la intimidad que requiere un edificio asistencial. La articulación de los patios consigue unas proporciones domésticas y humanas de las salas de espera, de los pasos y del resto de espacios de relación, favoreciendo un uso confortable con unas relaciones visuales y lumínicas de calidad. Una propuesta que permite crear las entradas de luz de forma controlada para ofrecer una riqueza arquitectónica en los espacios con las diferentes texturas y colores que va creando. La propuesta parte de un sistema de agregación extensible, modular y de una gran riqueza espacial. El edificio se desarrolla en dos plantas las zonas públicas y semipúblicas, teniendo una tercera planta en el extremo del acceso donde se sitúan las zonas de personal, almacenes e instalaciones.
El edificio es un tapiz, donde unos patios de 2,5x12,5 m permiten la ventilación, iluminación y distribución de todas las áreas públicas en planta baja, racionalizando las circulaciones y salas de espera. Los patios se hacen 60 cm más grandes en planta piso para favorecer la entrada de luz hasta planta baja y dar como resultado unas cajas de luz más ricas con una volumetría que permite la comunicación visual entre los patios en planta primera.
Los materiales utilizados también responden a una doble escala, por un lado, las piezas prefabricadas de hormigón dan a la volumetría su carácter de edificio público, de nueva puerta de acceso a la ciudad; que contrasta con el interior, blanco, limpio y luminoso, donde la materialidad es la propia luz, que inunda los espacios mediante grandes ventanales enmarcando las relaciones entre el interior y el exterior. El vidrio y las ventanas se desplazan hacia dentro y hacia fuera en estos grandes marcos de chapa, estableciendo diferentes relaciones espaciales con el exterior y con los patios, que garantizan la intimidad y privacidad de los consultorios y las salas de espera.
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