Se reconoce una estrategia clara en el uso de la técnica constructiva y la identificación de la gestión energética relacionada con el uso de este edificio que se autorregula termodinámicamente. Es además un excelente proyecto donde se resuelve, integra y sistematiza la relación estructura-compartimentación-materialidad modularmente, lo cual logra significar a la vez los espacios y usos. La cubierta abovedada maximiza el volumen interior minimizando el impacto de las fachadas, con una estructura metálica que culmina en un techo ligero ventilado, a la vez que resuelve el discurso de la materialidad de una manera natural y directa, sin alardes ni excesos.
Los servicios de atención a personas con enfermedades mentales se unifican en este edificio formado por la repetición de una unidad espacial de seis metros de ancho y longitud variable. Un sistema constructivo económico y energéticamente eficiente, la escala doméstica y la calidez de los espacios interiores junto con la estrecha relación entre edificio y naturaleza hacen que se convierta en un edificio saludable. El encargo pretendía atender en un mismo techo las adicciones y la salud mental integrando diversas tipologías de usuarios con el objeto de crear un nuevo programa funcional más flexible, que permitiera un menor coste de construcción y mantenimiento posterior, sobre todo a nivel energético.
El edificio se ubica en un solar en la periferia de la ciudad de Vic, anexo a los principales centros sanitarios de la ciudad, y su programa se desarrolla esencialmente en planta baja para facilitar la movilidad de sus usuarios. Alrededor de un pabellón central de acceso se agrupan el resto de pabellones con su programa específico, adaptados a la topografía del terreno y separados entre ellos por huertos y jardines. Los espacios intersticiales entre el acceso y estos pabellones perimetrales están ocupados por las rampas de conexión. La austeridad exterior del edificio, gracias a la utilización de un único material para cubierta y fachadas, contrasta con la aparición de invernaderos vegetales en las fachadas sur, en tanto que sistema bioclimático pasivo y la utilización de la madera como elemento principal en el espacio interior.
Sobre una estructura metálica en bóveda de 6m de luz y modulada cada 2,5m, se propone una cubierta ligera ventilada y continúa. Las diferentes capas permiten abrir y ventilar la cámara en verano y cerrarla en invierno, con el objetivo de conservar el calor y irradiarlo hacia el interior mediante una serie de mecanismos automatizados. Lo mismo ocurre con las fachadas orientadas a sur en las que un porche lineal realiza la función de cojín climático merced al efecto invernadero; en este espacio se realiza una plantación tipo huerto que cultivan los propios usuarios del centro como parte de la terapia de integración laboral.
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