Se aprecia esta delicada intervención, de pequeña escala de restauro de un recinto sagrado del siglo XVIII que, intencionadamente, reconoce, observa, investiga y potencia la identidad cultural y la morfología urbana, mediante el análisis y la aplicación de criterios claros y precisos que señalan los distintos estados del “fossar”; por ejemplo, en el tratamiento de la superficie de parte de los muros velados a la cal, que señalan las distintas etapas del crecimiento del recinto. También ocurre en la disposición de sillares de piedra local colocados en seco en pavimentos que jerarquizan las trazas históricas y que relacionan el espacio con su entorno inmediato actual, instrumentalizando la relación dentro-fuera gracias al nuevo portal de acceso —la única intervención diferenciada. – El Fossar Vell de Sant Francesc Xavier es un cementerio de planta cuadrada ligeramente distorsionada de 22 metros de lado, delimitado por un muro de mampostería de dos metros de altura. En su interior hay cinco capillas funerarias, un osario, un almacén y un recinto para otros restos.
El estudio histórico y arqueológico realizado en el edificio ha aportado las directrices de algunas de las soluciones de proyecto. En este sentido, se decidió cubrir con una veladura de cal tradicional tan solo la parte exterior de los muros y de las capillas que fueron erigidas posteriormente a 1838, es decir, después de la ampliación del recinto original (1757-1838). Esta operación desvela gráficamente cómo el frontispicio del acceso quedaba centrado en la fachada SE del recinto original.
Del estudio de las trazas originales de las Gracias Reales del siglo XVII, se concluyó que la traza que une los primeros Hitos originales de la Media Legua, concedida a Marc Ferrer en 1695, atraviesa por el extremo NO el recinto del cementerio. Esta directriz oblicua se ha querido manifestar en el interior del recinto mediante unas piezas de piedra local arenisca (marès) colocadas en seco, que conforman un punto de reposo-contemplación.
Para conseguir una mayor permeabilidad visual incluso cuando el edificio permanece cerrado, así como para obtener una mayor profundidad y protección de los que acceden al mismo, se llevó a cabo un diseño de puerta mediante un lenguaje y material distintos a los del edificio histórico. Con el uso de losas de piedra arenisca local (marès) colocadas en seco sobre el terreno del interior del cementerio, se ha reflejado la huella del perímetro original del edificio.
Desde la zona de descanso, la contemplación del muro perimetral otorga al visitante la sensación de claustro, anulando las visuales sobre las edificaciones, de escaso valor arquitectónico y patrimonial, para focalizar la atención sobre el epicentro del núcleo urbano de Sant Francesc Xavier: la Iglesia de Sant Francesc y el edificio del antiguo ayuntamiento. Las diferentes capillas de las fachadas Este y Oeste fueron simplemente consolidadas estructuralmente, manteniendo las carpinterías, pavimentos, revestimientos y demás elementos originales con que contaban. En los tejados, se recuperaron las tejas originales, que fueron reutilizadas de nuevo una vez se actuó sobre los puntos necesarios para asegurar la estanqueidad de las cubiertas.
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