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Modernización y ampliación de un centro social de barrio

  • Autores: Josep Bunyesc
  • Localización: On diseño, ISSN 1695-2308, Nº. 375, 2017
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • La modernización y ampliación de Can Portabella, un centro social de barrio en Barcelona, permite la aparición del primer edificio público positivo en Cataluña. Con un balance negativo por lo que se refiere a las emisiones de CO2, este generará más energía de la que necesita durante el año, de modo que mantendrá un presupuesto estándar.

      El proyecto consiste en la modernización y ampliación de un centro social de barrio para el Ayuntamiento de Barcelona. El edificio, llamado Can Portabella, está situado en el barrio de Sant Andreu; en el siglo XIX fue la residencia del propietario de la antigua fábrica emplazada en las inmediaciones. Hasta hace poco el ayuntamiento lo usaba para actividades sociales, pero estaba obsoleto en lo referente a sistemas, flexibilidad de los espacios y durabilidad. Por eso el edificio se amplía por una de sus fachadas y el resto se renueva totalmente, conservando las otras fachadas y el pavimento de la primera planta. Los criterios seguidos en esta mejora están basados en el uso de materiales de bajo impacto medioambiental y en la reducción en el consumo de recursos.

      La ampliación está construida a partir de una estructura ligera de madera en fachadas, con 16cm de aislante natural en el interior del entramado de los muros. Para los nuevos techos y las paredes de carga interior se usan paneles de contralaminado; para la cubierta ventilada, aislada con 24cm de algodón reciclado, se utiliza una estructura con vigas de madera.

      Las paredes de fachada existentes, de 45cm de grosor, quedan aisladas del exterior con 12cm de fibra de madera, y están acabadas con mortero transpirable, que garantiza una estabilidad térmica día-noche. Se han colocado nuevas ventanas de madera con doble acristalamiento y de características emisivas bajas; en todas ellas se han instalado nuevas protecciones solares móviles. Una gran abertura en la fachada sur permite que el sol penetre hasta el atrio central y el espacio de circulaciones.

      Los sistemas están planteados siguiendo los mismos criterios, considerando que el edificio tiene un comportamiento pasivo y el objetivo era producir más energía fotovoltaica que la consumida durante el año. Los 40m2 de paneles fotovoltaicos instalados en la cubierta producen más de 12.000kwh/año, excediendo la demanda estimada del edificio. Durante este primer año, el consumo eléctrico ha sido inferior a 8.500kwh.

      El sistema de ventilación, con un sistema de recuperador de calor, está instalado en dos sectores independientes, uno en la sala de conferencias y el otro para el resto del edificio. Existe un bypass en el sistema para enfriar el edificio durante las noches de verano. Con este ejemplo se demuestra que la transformación de un edificio existente en un edificio de balance negativo de CO2 puede llevarse a cabo con un presupuesto estándar. Y ello es, en buena medida, gracias al uso de gran cantidad de madera durante su construcción, lo que disminuye las emisiones de CO2 y genera mucha más energía de la que necesita durante el año. Galardonado con el premio de eficiencia energética 2016 por el gobierno de la Generalitat de Catalunya, pasará a ser el primer edificio de energía nula (ZEB) o edificio positivo de Cataluña.


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