Carnet C10 - Instalación en el Monasterio de la Sierra del Pilar
- Autores: Marta Sequeira, Pedro Matos Gameiro, Carlos Machado Moura
- Localización: On diseño, ISSN 1695-2308, Nº. 380-381, 2018
- Idioma: español
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Resumen
Valoración del Jurado:La instalación muestra una manera sugerente de reforzar la geometría del claustro redondo del Monasterio da Serra do Pilar, a partir de una estructura ligera de cuerdas. La disposición de estas cuerdas reduce la sección del patio hasta convertirlo en una especie de óculo en cuyo borde se cuelgan los dibujos objeto de exposición. Los documentos gráficos quedan suspendidos en el espacio circular generando un patio más pequeño dentro del propio claustro. Es un proyecto que, con pocos elementos, consigue realizar un planteamiento espacial de gran fuerza visual.
Le Corbusier visitó Mallorca en 1932 y dejó grabadas sus impresiones en un bloc de notas, hoy guardado en los Archivos de la Fundación Le Corbusier en París: el entonces titulado Carnet C 10. Las páginas de este cuaderno ilustran con claridad los intereses culturales y profesionales de Le Corbusier, pero también aportan una reflexión más general sobre el papel del diseño en el pensamiento corbuseriano. Observando con detalle el conjunto de dibujos realizados en su viaje a Mallorca, constatamos que la obra empieza y acaba con dos diseños de Barcelona, realizados desde el barco, al inicio y al final del viaje. Según Xavier Monteys: “Si imaginamos que juntamos todas las hojas una tras otra, y unimos sus extremos —los dos dibujos realizados desde el barco—, entramos en un viaje sin principio ni fin, “un panorama”, instrumento que Le Corbusier utilizaba de forma recurrente”. A partir de esta idea, se pretendió montar una instalación que permitiera experimentar tal estructura a gran escala, acogiendo la referencia de los dibujos del maestro.
Parece por lo tanto lógico y natural que, para su implantación en la ciudad, se haya escogido el claustro de planta circular del Monasterio de la Sierra del Pilar, uno de los edificios más notables de arquitectura clásica europeos, erigido en el siglo XVI en la sierra de San Nicolás de Vila Nova, de la ciudad de Oporto. Esta elección se debió no solo a la conformación del claustro, favorable a la instalación de un “panorama”, sino también al hecho de la coincidencia entre el número de sus intercolumnios y el número de páginas que se querían reproducir en gran formato. Se recurrió a casi 1000 metros lineales de cables blancos, contrastando con la piedra. Estos cables configuraban, en planta, una estrella falsa, formada por doce triángulos que partían de la geometría ofrecida por las columnas, pero también por los pináculos que ocupan la cubierta del deambulatorio. Ante el hipotético caso de un cambio en la intensidad de la energía eléctrica, se evaluó la masa de la estructura en relación a la masa que esta soportaba, de modo que la catenaria de los cables no se viera afectada, compensando el efecto de gravedad y otorgando una sensación de ligereza a lo que la estructura soportaba. Esta estructura lineal, vestigio y memoria del marco que soportó el evento, gana entonces una nueva vida, una nueva amplitud y universalidad. Es la expresión de un rito.
Desde el ambulatorio del claustro, se accede a un espacio con una cobertura sugerida por los cables a modo de umbral, espacio de transición entre un exterior cubierto y un exterior descubierto para, finalmente, alcanzar el espacio a cielo abierto.
