Restaurante Bala Perdida Club
- Autores: Oliver Franz Schmidt, Natali Canas del Pozo, Lucas Echeveste Lacy
- Localización: On diseño, ISSN 1695-2308, Nº. 383, 2018
- Idioma: español
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Resumen
Los autores de este proyecto, partiendo del objetivo de transformar el espacio existente en un local dotado de cierta clandestinidad, acaban por construir un lugar cercano a lo mitológico, pleno de ilusiones ópticas.
Escondido en el subsuelo del madrileño Barrio de las Letras, hoy punto de encuentro y centro neurálgico de la ciudad, en las dependencias subterráneas de un restaurado palacete del siglo XIX, donde se encuentra el Hotel Axel Madrid, aparecían, como si se tratara de una cueva, dos naves abovedadas de ladrillo.
En este lugar provocador y secreto se encuentra el Bala Perdida Club. El proyecto tiene dos premisas de diseño; por un lado, la singularidad del espacio —dos naves abovedadas subterráneas de ladrillo visto—, por otro, el enunciado: un club nocturno que tuviera la versatilidad de poder funcionar como snackería y como coctelería, en el que fuera posible la mutación rápida y donde la escena cambiara rápidamente para poder pasar de una atmósfera cálida a una oscura.
Por la necesidad de transformación y la atmósfera clandestina, los arquitectos imaginaron un espacio cercano a lo mitológico y lo fantástico, en el que no podían obviar la magia y las ilusiones ópticas.
El aspecto clave del proyecto fue el uso de dos elementos protagonistas. Por un lado, en los extremos de cada una de las naves longitudinales se colocaron dos espejos enfrentados.
Ello produce un efecto óptico conocido como “espejo infinito”. Al enfrentar en paralelo las dos superficies espejadas, el reflejo de uno en el otro provoca que este reflejo (la imagen de la bóveda) se convierta en algo infinito, y por lo tanto la bóveda se multiplique infinitas veces y se convierta en un túnel sin fin.
Otro punto a destacar es la luz y el color, que se convierten en los hilos conductores del proyecto. En el eje de la bóveda se diseña una lámpara longitudinal de tiras de Led Digital Dinámico, encastados entre plafones suspendidos de absorbente acústico y que, integrados dentro del diseño de la lámpara, cambian de color y velocidad según sus diferentes programas dinámicos para adaptarse a las diferentes escenas del local. Por otro lado, la barra también representa un hito dentro del diseño y la iluminación, puesto que representa una lámpara vertical de tiras led RGB en color anaranjado, como base y soporte del abanico de colores que penden de la lámpara del techo.
Con estos dos elementos, las dos naves del Bala Perdida se adaptan al ambiente en cada momento, más relajado en sus rincones reservados con sofás corridos, y mucho más desmelenado y alocado al ritmo de la música y la luz.
