Gran parte del s. XVIII fue un periodo de crecimiento económico general en el Bajo Segura, sustentado por el aumento de la agricultura y, ésta, en la extensión de la superficie agrícola a costa de paisajes naturales. En este contexto comarcal, Guardamar tuvo una forma excepcional de ocupación agraria: un Ayuntamiento fomentaba la colonización agricola. Entre 1716 y 1742 el poder político repartió tierras de un humedal, y ayudó a su transformación en tierras de regadío mediante la construcción de canales de riego o drenaje, aunque fuesen los colonos quienes convirtieron los terrenos húmedos y saladares en tierras agrícolas. El resultado paisajístico fue la configuración de una huerta de parcelas o canales de agua regularizadas y sin derecho inherente al riego ("huerta indotada").
La entrega municipal de tierras benefició al pequeño agricultor pero no respondió a un programa social sino a una convergencia de variadas causas (ambiciones personales, crisis financiera local, fundación del Pósito de trigo en 1722, aumento demográfico, etc ... ). Pero, también, condujo a conflictos con los propietarios (Corona y cardenal Belluga), que dieron como resultado final el que el azarbe Señor se convirtiese en el actual límite septentrional de los términos municipales de Guardamar y Rojales.
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