Madrid, España
En este trabajo hacemos un recorrido por una pequeña representación de lo que implica la pluralidad en la sexualidad. Ejemplos tales como el de las mujeres, personas con diversidad funcional, personas de otras orientaciones sexuales y/o de géneros muestran que no existe una sexualidad única sino que somos tantas sexualidades como personas hay. Las personas con diversidad funcional han sufrido y sufren especial vulneración en todos los ámbitos de la vida, incluido el sexual. Por eso, Naciones Unidas aprueba en diciembre de 2006 la Convención Internacional sobre los Derechos de las personas con discapacidad. La sexualidad de las mujeres, hombres y de quienes no se identifican con el binarismo sexo-género, pero todas ellas con diversidad funcional, suelen vivir la sexualidad de manera, hasta cierto punto, distorsionada. Son personas concebidas como asexuadas, y en consecuencia, tratadas de manera infantilizada durante todo su ciclo vital (en especial, las mujeres con diversidad física, sordoceguera, intelectual y/o del desarrollo o mental); o, por el contrario, algunas de ellas, en particular, las mujeres con diversidad intelectual y/o del desarrollo o mental, son interpretadas como personas hipersexuales y que no saben controlarse. Sin embargo, si queremos abrir el horizonte normativo a la sexualidad, a su ciencia y a sus prácticas, daremos cabida desde un enfoque social y de derechos a multiplicidad de realidades que son sexualidades diversas, pero que, tradicionalmente, habrían sido patologizadas y tratadas desde un modelo de la enfermedad.
In this paper we take a look at a small representation of what plurality in sexuality implies. Examples, such as that of women, people with functional diversity, and people of other sexual orientations and/or gender, show that there is no single sexuality, but that there are as many sexualities as there are people. People with functional diversity have suffered and suffer discrimination in all aspects of life, including sexuality. That is why, in December 2006, the United Nations approved the International Convention on the Rights of Persons with Disabilities. The sexuality of women, men, and those who do not identify with sex-gender binarism, but all of them with functional diversity, tend to experience sexuality in a way which is to a certain extent, distorted. They are persons who are considered asexual, and consequently, treated in a infantilized way throughout their life cycle (especially, women with physical, deafblind, intellectual and/or developmental or mental diversity); or, on the contrary, some of them, in particular, women with intellectual and/or developmental or mental diversity, are interpreted as hypersexual persons who do not know how to control themselves.
However, if we want to open the normative horizon to sexuality, to its science and its practices, we will include from a social and rights perspective a multiplicity of realities that are diverse sexualities, but which would traditionally have been pathologised and treated from the perspective of a disease model.
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