Obtener ventanas eficientes desde un punto de vista energético es de crucial importancia para reducir el consumo de energía en la edificación, así como la emisión de gases de efecto invernadero. El uso de ventanas con recubrimientos de control solar o de baja emisividad puede ser una buena solución; sin embargo estas ventanas son estáticas, no pudiendo adaptarse a las distintas condiciones meteorológicas que tienen lugar a lo largo del año. Como alternativa surgen las ventanas inteligentes, capaces de proporcionar una respuesta dinámica y por ello un mayor ahorro energético. Sin embargo, estos dispositivos dinámicos presentan ciertos inconvenientes, como son su elevado coste y su complejo proceso de fabricación. En este sentido es necesario buscar nuevos materiales que hagan posible la fabricación de ventanas inteligentes, las cuales sean capaces de proporcionar un ahorro energético óptimo en términos económicos.
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