La historia de Cuba, la historia de sus hombres y mujeres, ha estado constituida por una pléyade de conductas, acciones y actitudes ante la vida, las cuales han sentado las bases de nuestro sistema de ideas. Desde el presbítero Félix Varela, quien nos enseñó que lo primero es pensar, Céspedes, el iniciador, José Martí, nuestro Héroe Nacional, para quien hacer es la mejor manera de decir, hasta los próceres que durante los siglos XX y XXI, como Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras. Todos sintetizados en Fidel Castro Ruz.
Hoy se puede avanzar mejor con la ayuda de Fidel, pero a condición de emular con sus ideas y sus actos, para sacarles provecho en lo decisivo, que serán las conductas. No imitando simplemente a Fidel, que nunca imitó a nadie, sino traduciéndolo a las necesidades contemporáneas, situaciones y acciones.
Fidel brinda un gran caudal de enseñanzas, tanto para el ciudadano como para las luchas políticas y sociales. Conocer mejor sus creaciones y sus ideas, las razones que lo condujeron a sus victorias, cómo enfrentó las dificultades y los reveses, su capacidad de identificar lo esencial de cada situación y los problemas principales, plantear bien la estrategia y la táctica, tomar decisiones y actuar con determinación y firmeza. Si se sabe hacer, será más grande su legado imperecedero.
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