José Manuel Simón-Talero Muñoz, Pedro P. Sánchez Martínez-Falero, Francisco Ponce Cordero, Gabriel Alcaraz Emmanuelli
La autopista PR-22, también conocida como autopista José de Diego, es la más transitada en Puerto Rico, con una circulación aproximada de 25 millones de vehículos/año, según datos del año 2010. Discurre a lo largo de 84 kilómetros, desde la salida del Túnel Minillas hasta la PR-2 en Hatillo, actualmente en explotación en régimen de concesión por Metropistas, Autopistas Metropolitanas de Puerto Rico, consorcio integrado por Abertis Infraestructuras y Goldman Sachs Infrastructure Partners II LP.
Los seis son puentes de vigas prefabricadas pretensadas, de entre 2 y 37 vanos, sobre las que se dispone una losa de hormigón armado. Cinco de los puentes, básicamente presentaban un problema generalizado de fisuración y rotura local de la losa, y el otro presentaba fuertes impactos en las vigas más extremas. En todos los casos, la Autoridad de Carreteras y Transportación (ACT) confirió una deficiente condición estructural a los tableros, de acuerdo con “NBIS Coding Guide FHWA”.
No tendría esta comunicación mayor interés si no fuese por lo llamativo que resulta el deficitario nivel de conservación, desde su construcción en los años 70 hasta su concesión privada en el año 2010.
Es práctica habitual que los puentes no dispongan de aglomerado asfáltico, sino que la rodadura se realiza sobre el hormigón de la losa. Los puentes con deterioros severos en la losa se reparaban frecuentemente con planchas de acero ancladas, a modo de parche.
Tras las preceptivas campañas de inspección y ensayos de materiales se procedió a redactar los proyectos de reparación, con unas restricciones de mantenimiento de tráfico muy importantes (IMD de 84.000 v/d), lo que llevó a utilizar materiales de curado rápido y altas prestaciones iniciales, en unos casos reforzado con macrofibras de polipropileno para evitar la microfisuración, y en otros mediante polímeros con base epoxi o con base metil-metacrilato, actuando como revestimiento protector.
En cuanto al puente con las vigas impactadas, que claramente tenía un problema importante de gálibo, se desarrolló una solución con simples cajones cerrados prefabricados y pretensados, con canto reducido, adosados a tope, trabajando a modo de “puente-losa”, solución ésta claramente competitiva, teniendo en cuenta las limitaciones de la isla en el mercado de la prefabricación.
Highway PR-22, also known as José de Diego Highway, is the busiest highway in Puerto Rico, with an average usage of 25 million vehicles per year, according to 2010 data. It extends along 84 kilometers from the exit of the Minillas Tunnel to the PR-2 in Hatillo, currently in operation as a concession of Metropistas, Metropolitan Highways of Puerto Rico, a partnership integrated by Abertis Infrastructures and Goldman Sachs Infrastructure Partners II LP.
The six bridges, with 2 to 37 spans, consist of precast pre-stressed girders supporting a reinforced concrete slab. Five of those bridges presented basically a general cracking issue as well as punctual slab break. The remainder bridge presented severe impacts in its outer girders. In all cases, the "Autoridad de Carreteras y Transportación" (ACT) assigned a deficient structural condition to the decks, according to the “NBIS Coding Guide FHWA”.
One of the purposes of this article is highlighting the deficient preservation level of these bridges since their construction in the 70’s until their private concession in 2010.
As a common practice, these bridges are not provided with an asphalt layer as the top slab concrete is the wearing surface itself. The bridges with severe damages in their slab were frequently repaired with patches consisting of steel plates anchored to the deck.
After the inspection campaigns and subsequent tests on samples, the repairing projects were elaborated, including important traffic restrictions (84.000 vehicles/day), which lead to the usage of materials with quick hardening and good initial performance. In some cases the materials were reinforced with polypropylene macro-fibers for avoiding microcracking, and in other cases polymers with epoxy or methyl-methacrylate base were used acting as protection overlay.
Concerning the bridge with the impacted girders, which had an important and clear issue with its vertical clearance, a solution with box precast prestressed box-girders was developed. The boxes have reduced depth and are placed adjacent, so that they work as a full depth slab. The solution is clearly competitive, given the limitations of the island in the pre-casting market.
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