La regulación privada surge como herramienta internacional de gobernanza para el control del cumplimiento de las normas internacionales del trabajo. Recientemente se han expresado dudas sobre su eficacia para mejorar las condiciones de trabajo en las cadenas de suministro. Su método habitual de auditoría vertical se considera inadecuado para este contexto. El artículo evalúa si el diseño de estos sistemas puede reforzarse para garantizar un mayor cumplimiento. Los autores examinan el potencial y las limitaciones de mecanismos con participación de los trabajadores y actores locales, como los mecanismos de quejas, así como la dinámica de corregulación público-privada.
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