Se investigan las diferencias salariales entre hombres y mujeres graduados universitarios al inicio de la vida activa en todos los percentiles de la distribución salarial. Tales diferencias se descomponen según el modelo de índice único de DiNardo, Fortin y Lemieux (1996) y Fortin y Lemieux (1998), analizando los efectos de la dotación, el precio y la función de rendimiento de competencias. Los salarios iniciales de los varones son más altos en todos los percentiles, con una brecha de magnitud variable.
Los efectos de la dotación y el precio son favorables a los hombres. La diferencia en la función de rendimiento de competencias es ventajosa para las graduadas.
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