Resumen de De puertas en el cielo

Mar Braña

• español

  Hay muchas mujeres que siguen vivas en nuestra memoria, esposas y madres llenas de incertidumbre e impaciente espera que llenaron los patios con la risa y los juegos de sus hijos y los tendales con la ropa de sus bebés en las casas cuartel de Álava, Zaragoza, Soria, Alicante, Navarra, Vic... Todas ellas lucharon porque la ansie- dad no hiciera mella en su duelo con la vida de familia.

  Hay mujeres que han trabajado de una u otra forma en el Cuerpo de la Guardia Civil: matronas, funcionarias y personal laboral, que ya no están con nosotros.

  También las hay que, en su día, se presentaron a las primeras oposiciones, ya ca- sadas y con niños muy pequeños, arrostrando el difícil compromiso de luchar en dos frentes abiertos, y que hoy ostentan puestos de responsabilidad gracias a su perseve- rante esfuerzo y la ayuda impagable de las abuelas.

  Otras optaron por ser madres cuando ya habían obtenido destino, sin poder utilizar un uniforme que se adaptara a su fase de Luna creciente, y luego vivieron su vida fa- miliar sin posibilidad de conciliarla con el tricornio y la falda-pantalón.

  Siempre tendremos presentes a todas cuantas aceleraron sus zancadas al máximo para no tener que adaptar su ritmo de carrera a los últimos puestos del pelotón de entrenamiento al que solían ser relegadas.

  Todas fueron pioneras que debieron enfrentarse al recelo de sus superiores. Mu- chas de ellas continúan trabajando con sus compañeros de forma anónima para que los demás tengamos una vida más segura. No tengo nombres ni apellidos para men- cionarlas a todas, pues apenas conozco a algunas mujeres de la centésimo primera promoción de Guardias del año 1995. En su mayoría, continúan prestando servicio activo, exceptuando a Irene Fernández Perera, la primera y única mujer Guardia Ci- vil asesinada por ETA. Un atentado sepultó su porvenir y el de Jesús Ángel de Jesús Encinas, en Sallent de Gállego el 20 de agosto de 2000. Ella tenía treinta y dos años, él veintidós, dieciocho años después aún seguirían siendo jóvenes y probablemente ella estaría en el SEPRONA y él en los GREIM.

• English

  There are many women who are still alive in our memory: wives and mothers full of uncertainty and expectation to fill the courtyards with their children’s laughter and games and clotheslines with the clothes of their babies in the barrack houses of Alava, Zaragoza, Soria, Alicante, Navarra, Vic... All of them fought in order to overcome anxiety in their struggle with family life.

  There are women who are no longer with us, who have worked in one way or another in the Civil Guard Corps: midwives, civil servants and work personnel. There are also those who, in their day, showed up at the first public examination, who were already married and had young children; they had to face the difficult commitment of fighting on two open fronts. Today, they hold positions of responsibility thanks to their persevering effort and priceless support from grandmothers. Other women chose to be mothers when they had already been arranged a destination, without being able to use a uni- form that adapted to their pregnancy months. Moreover, they had to experience their family life without being able to reconcile it with the three-cornered hat and trousers.

  We will always keep in mind all the women who stepped up their pace to the maxi- mum for the purpose of avoiding the last positions of the training squad they used to be relegated to. They all were pioneers who had to face the distrust of their superiors. Many of them continue to work anonymously with their colleagues, so that others can enjoy a safer life. I do not have names or surnames to mention them all, as I barely know some women of the first hundred Guards promotion of the year 1995. In the majority of cases, they continue to provide active service, with the exception of Irene Fernández Perera, the first and only Civil Guard woman killed by ETA. This attack buried her future and that of Jesús Ángel de Jesús Encinas, in Sallent de Gállego on August 20 2000. She was thirty-two years old, he was twenty-two and eighteen years later they would have still been young and she would probably be in the SEPRONA and him in the GREIM.