El objetivo de la regulación del sector eléctrico debe ser favorecer que funcione de forma eficiente, para maximizar el bienestar social. En el mercado mayorista, el regulador debe eliminar las distorsiones que afectan a los precios y las decisiones de los agentes. En las actividades de redes, debe diseñar un mecanismo de retribución que ofrezca a las empresas perspectivas razonables de recuperar los costes en los cuales incurren de forma prudente. En el mercado minorista, debe asegurar que el diseño de peajes refleje los costes marginales de suministro, reducir el alcance de las tarifas reguladas y proporcionar información a los consumidores.
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