Blanca Callén Moreu, Mara Martínez Morant, Ramón Ríspoli
Desde disciplinas como la filosofía (Foucault, 1990), los estudios sociales dela ciencia y la tecnología (Winner, 1980; Latour, 1998) o más recientementela antropología del diseño (Smith et al, 2016), hace tiempo que se asume ypone de manifiesto cómo los dispositivos tecnológicos y los objetos de diseño“tienen” política. Si “la tecnología es sociedad hecha para que dure” (Latour,1998), los objetos de diseño también son una expansión de esa durabilidadsocial hecha materia. Lejos de una supuesta neutralidad muda e inerte de losobjetos en manos de una voluntad humana que los instrumentaliza y dirigehacia sus propios fines, las cualidades estéticas, formales y matéricas de objetoscotidianos e infraestructuras incorporan, de forma situada, disposicionesmateriales que favorecen unos intereses por encima de otros, convocano excluyen a diferentes colectivos, favorecen o dificultan ciertas acciones,composiciones y comportamientos, y a través de su uso hacen más o menoscompatibles, plausibles u obligatorias ciertas formas de vida: lo social es unacontinuidad del diseño y viceversa.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados