Asegurar la alimentación de una población humana creciente, con criterios de sostenibilidad y ante la amenaza del cambio climático son los retos principales de la agricultura del siglo XXI. Las soluciones son necesariamente complejas y requieren medidas diversas y coordinadas que dependen, como factores clave, del progreso de la ciencia y del desarrollo de tecnologías que nos permitan hacer un uso más eficiente de los recursos disponibles, aumentando las cosechas y proporcionando la calidad alimentaria adecuada para nutrir al mundo. Las tecnologías como la genómica, la informática, la robótica y la nanotecnología y su correcta aplicación, que demandará unos usuarios altamente cualificados allí donde haga falta, serán también elementos cruciales para conseguir estos objetivos.
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