La utilización de las feromonas en el control de plagas ha requerido el desarrollo de técnicas analíticas muy sensibles para su detección e identificación, debido a que se trata de sustancias que se encuentran en la naturaleza en muy pequeñas cantidades. El primer paso para el aislamiento de una feromona es comprobar que existe respuesta a determinada señal química, mediante un ensayo biológico en el que se evalúe un comportamiento, que puede ser de seguimiento de pista, agregación, alarma o estimulo sexual. Una vez identificado, se procede al aislamiento de la sustancia, por medio de una extracción con disolvente del insecto completo, de glándulas extirpadas del ovipositor; o una toma de muestras de los volátiles emitidos por el insecto en un momento determinado
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