El topónimo *Lago ligustino" nos ha llegado gracias al poema Ora maritima de R. F. Avieno, un escritor del siglo IV. Aunque la existencia de un lago salado, que ocupaba la actual Marisma del Guadalquivir, era una realidad a partir del cambio de Era, resulta vital abordar su evolución geomorfológica del conjunto durante el Holoceno, particularmente si tenemos en cuenta el extraordinario dinamismo de ese sector de la Andalucía atlántica
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