Pedro Joaquín Gutiérrez Yurrita
Hace 30 años que el concepto de Desarrollo sostenible vio la luz en el escenario político internacional, colocándose en pocos años en el centro de toda política de desarrollo internacional y nacional. A día de hoy, con sus muchos altibajos, sigue posicionado como el paradigma económico de desarrollo para una sociedad mundo en continuo crecimiento y creciente demanda de bienes y servicios, provenientes de la naturaleza. El objetivo de este trabajo fue homenajear, criticar y analizar las perspectivas futuras del concepto Desarrollo sostenible o duradero, como mandaba el informe Nuestro Futuro Común en 1987. Comienzo por los antecedentes económicos, repaso la trayectoria socio-política de los años 1960-70, continuo con el análisis específico de la comisión Brundtland y finalizo con su actualidad y perspectivas de futuro. Concluyo que es un binomio tautológico bajo la perspectiva económica, tan utilizado por todos y para todo que es un buzzword, más que un precepto político de desarrollo socio-económico en armonía con la naturaleza. Aunque corre el peligro de ser irrelevante por su ambigüedad en usos pasados y presentes, tiene un futuro promisorio bajo el naciente paradigma de la economía verde. Desarrollo duradero (sostenible o sustentable) es un mensaje de esperanza por un mundo mejor
Sustainable development (lasting development) to 30 years of its official presentation. 30 years ago the concept of sustainable development was born in the international political scene, placing itself in a few years at the center of any international and national development policy. Nowadays, with its many ups and downs, it remains positioned as the economic paradigm of development for a world-society in continuous growth and growing demand for goods and services, coming from nature. The objective of this work was to honor, criticize and analyze the future perspectives of the sustainable or lasting development concept, as mandated by the report Our Common Future in 1987. Starting with the economic background; reviewing the socio-political trajectory of the 1960s and 70s; continuing with the specific analysis of the Brundtland commission, I finished with its news and future prospects. I conclude that it is a tautological binomial under the economic perspective, so used by all and for everything that it is a buzzword, rather than a political precept of socio-economic development in harmony with nature. Although it runs the risk of being irrelevant because of its ambiguity in past and present uses, it has a promising future under the nascent paradigm of the green economy. Sustainable development is a message of hope for a better world
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