Cuanto más se lee sobre Vera Rubin, más difícil es que no se convierta en tu clásica favorita. Hay muchas facetas por las que admirarla. Su perseverancia en perseguir su sueño de ser astrónoma, pese a los obstáculos por el sexismo de la época. Su brillantez, que hizo que se aceptara mayoritariamente un resultado muy controvertido: la evidencia de la existencia de la materia oscura. Su sencillez y cercanía con los estudiantes. Su feminismo y su apoyo a generaciones de astrónomas. Era bien sabido que estaba disponible para ellas las 24 horas. Hizo campañas para que los paneles, departamentos y premios fueran más igualitarios. Y lo hizo todo sin perder el humor y su pasión por la ciencia. Su entusiasmo y curiosidad por entender el universo nunca la abandonaron.
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