Physarum polycephalum no es ni un animal, ni una planta, ni una seta. Este organismo unicelular es sorprendente en muchos aspectos: presenta una diversidad de 720 sexos, puede desplazarse varios centímetros por hora y es fácil de clonar. Aunque carece de neuronas, para alcanzar el alimento puede aprender, por habituación, a cruzar un puente cubierto de una sustancia repulsiva. Más sorprendentemente, una masa de P. polycephalum puede transmitir a otra su capacidad de cruzar dichos puentes.
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