El virus de la rabia se las ingenia para ir saltando de una neurona a otra en su camino desde la mordedura hasta el cerebro, su meta final. Virólogos y neurocientíficos han aprovechado esa facultad para identificar las neuronas que envían señales a aquellas que son objeto de estudio. El método consiste en modificar genéticamente el virus para que emita luz, infecte solo las neuronas de interés y salte una sola conexión neuronal.
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