La desigualdad socioeconómica conlleva condiciones deficientes de salud y muertes prematuras, pero no solo debido al menor acceso a la asistencia sanitaria y a la peor alimentación.
Estudios recientes demuestran que una brecha más profunda entre ricos y pobres causa un aumento del desgaste corporal debido al estrés crónico.
El estrés psicosocial afecta al cuerpo de tres formas: la inflamación persistente, la destrucción de elementos cromosómicos fundamentales y el deterioro de ciertas regiones cerebrales.
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