La Tierra y Venus comenzaron siendo muy similares. Sin embargo, en cierto momento sus historias comenzaron a divergir. La Tierra conservó los océanos y la atmósfera. En cambio, la superficie de Venus se volvió inhabitable. Pese a ello, nuestro planeta vecino presenta un vulcanismo activo y signos de una incipiente tectónica de placas. Entender por qué Venus evolucionó de ese modo podría esclarecer las posibilidades de albergar vida de los numerosos exoplanetas que se parecen a él. Es necesaria una nueva misión a Venus.
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