Nuestros parientes vivos más cercanos, los grandes simios, suelen realizar muy poca actividad física. Sin embargo, ello no les acarrea problemas de salud. Los humanos hemos evolucionado de tal forma que necesitamos hacer mucho más ejercicio para estar sanos. Las nuevas investigaciones revelan que, igual que la anatomía y el comportamiento humanos evolucionaron durante los dos últimos millones de años, también lo hizo nuestra fisiología. Esta se adaptó a la actividad física intensa que exigen la caza y la recolección.
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