La teoría neutralista, planteada por Motoo Kimura en 1968, propone que gran parte de la variación genética observada en las poblaciones se debe a la fluctuación aleatoria de variantes genéticas que son neutras, sobre las que apenas actúa la selección natural. La simplicidad, la robustez y la capacidad de predicción de la teoría la convierten en un marco conceptual imprescindible para comprender el transcurso de la evolución en el nivel molecular. La propuesta de Kimura chocó contra las teorías seleccionistas prevalecientes, las cuales otorgaban un papel principal a la selección natural. Se inició así un largo debate entre ambas corrientes que se ha prolongado hasta nuestros días.
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