Como parte de su historia, la disciplina acuática del estudio de los estuarios ha estado en una condición de ignorancia respecto a la ecología dulceacuícola y a la ecología marina por la facilidad que les ha implicado a sus seguidores afirmar que estos cuerpos de agua son meras zonas de paso entre las bocas de los ríos y las entradas a los océanos, al grado que ahora en algunas partes del mundo se definen de manera poco comprometida y ambigua como “aguas transicionales” (McLusky y Elliot, 2007); sin embargo, la ecología estuarina ha ganado una posición definida por las características propias e incomparables de estos ecosistemas.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados