Desde la antigüedad la costa de Huelva se ha caracterizado por una intensa y dinámica actividad salinera. Hoy día, la única instalación que de forma activa da fe de dicho pasado es la salina de Biomaris en Isla Cristina. Esta instalación es heredera de la industria salazonera que, desde el siglo XVIII y hasta mediados de siglo XX, transformó la economía del territorio y configuró un particular paisaje de muros, esteros y calentadores en el interior de las marismas onubenses. Para poder sobrevivir a la dura competencia del sector industrial, Biomaris apostó en 2005 por la revalorización del patrimonio paisajístico y cultural salinero, así como por conservar la producción artesanal e introducir nuevos productos.
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