La Ciudad de México muestra un crecimiento urbano que presupone interrogantes sobre sus capacidades para hacer frente a fenómenos hidrometeorológicos y geológicos de gran magnitud.
Sin embargo, la ciudad sigue siendo un polo de atracción económica que ha derivado en un crecimiento desigual, no exento de consecuencias que tienen que ser reflexionadas para discutir los procesos sociales que generan riesgos de desastres. La tensión, entre el crecimiento de la ciudad y la generación de un entorno de riesgos, constituye un dilema permanente para las transformaciones de las metrópolis globales. En este artículo se dará cuenta de estos aspectos a partir de diferentes acercamientos teóricos y evidencias empíricas en la Ciudad de México.
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