Las economías desarrolladas están sujetas a regulación. Esta tiene como objetivo mitigar los fallos de mercado y los costes de transacción, pero si no está bien diseñada, podría tener impactos negativos en la eficiencia. Uno de los motivos de ineficiencia es que su mera utilización resulte «compleja» para los agentes económicos. Este artículo hace referencia, por tanto, a la «forma» y no al contenido de la regulación. Así, se repasan las técnicas modernas desarrolladas para medir la complejidad (que se relaciona con la cantidad y ambigüedad de la normativa). La producción normativa española se habría multiplicado por cuatro desde 1978.
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