Se definía así misma como una "pobre criatura"al servicio de los designios divinos, pero tras su aspecto frágil escondía una mente privilegiada y una enorme capacidad de sacrificio. Su cuerpo era pequeño y enfermizo, pero consiguió alcanzar una edad poco habitual para los tiempos que le tocó vivir. Hildegarda de Bingen fue una mujer excepcional en muchos sentidos. Abadesa de los primeros conventos exclusivamente femeninos; Asesora de emperadores, reyes y papas; Autora de las primeras obras medievales relacionadas con la medicina y las ciencias naturales; Creadora de hermosas y originales composiciones musicales, de una lengua extraña ... Mística, científica, líder respetada dentro de la iglesia occidental, la historia de esta monja renana ha permanecido largamente escondida para el gran público. Cada vez son más los que conocen su nombre relacionándolo con alguna de sus muchas facetas artísticas, religiosas o científicas. Poco a poco va consiguiendo el lugar que le pertenece en la historia de la edad media.
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