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Enseñanzas, hoy, de los puentes de piedra o ladrillo

    1. [1] UPM
  • Localización: VII Congreso Internacional de Estructuras: [resúmenes publicados en la revista Hormigón y Acero (ISSN 0439-5689), v. 68, especial Congreso, junio 2017], 2017, pág. 199
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • Lessons given today by masonry vaulted bridges
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Quizás sorprenda que el autor presente otra propuesta de ponencia sobre estos puentes, pero es que el autor sigue aprendiendo cosas de su funcionamiento, y sigue asombrándose de su longevidad y del ingenio y arrojo de sus proyectistas y constructores. Estos puentes siguen ocupando un puesto muy importante en las redes de carreteras y ferrocarriles, pero han sido ignorados o incluso tratados con displicencia por muchos ingenieros, y queda aún mucho que hacer.

      En esta ponencia se presentan algunas de las lecciones que siguen dando estos puentes a los de tipologías y materiales modernos, bien entendido que la comparación, algo odiosa, debe restringirse a la de puentes de envergadura parecida (luces, alturas o longitudes) a la de los puentes modernos. Cabe citar su enorme capacidad portante que, de facto, los hace insensibles prácticamente a la magnitud de las sobrecargas, crecientes a lo largo del tiempo en valor y frecuencia, o la durabilidad incomparablemente mayor, a igualdad de mantenimiento.

      Tienen el serio inconveniente de tener cimentaciones más débiles y ser más sensibles a la socavación, porque ni había conocimientos ni medios para la construcción en cauce.

      Los puentes de piedra o ladrillo tienen también mucho de telúricos, más apegados al terreno y a los habitantes del mismo que los más fríos e industrializados puentes modernos, siempre salvo excepciones. Son, quizás por eso, los que más cariño han recibido, si bien algunos desaprensivos compañeros los han demolido sin contemplaciones o los han revestido de gunita, sin haberse detenido a valorar alternativas, o los han ensanchado con un par de vigas (fig. 1), si bien debe admitirse que, en algunas ocasiones, la falta de medios y la pura necesidad han podido justificar esas actuaciones. Un poco de análisis y de sentido común llevará a los ingenieros de la Administración y a los Consultores a pensar que, casi siempre, es mejor utilizar los puentes actuales, aunque con reparaciones, que sustituirlos. Pasa, como en todo, que cuanto más se les conoce, más partido se les saca y, como a las personas, más se les ama.

      El autor quiere reivindicar también la incorporación de los puentes (no sólo los de piedra o ladrillo) a los circuitos turísticos. Admiten explicaciones tan atractivas, si no más, que muchos edificios e incluso algunas administraciones hasta tienen museos en los que se da cuenta de la historia de sus puentes y de sus elementos constructivos (fig. 2).


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