Javier León González, Pedro Berruezo, Belén Peña Sanz
El 29 de mayo de 2015 se hundió el puente que, en 1957, proyectara el insigne ingeniero Alfredo Páez. Una sencilla estructura de vigas, de apenas 18 m de luz, pero singular en sus formas y en su proceso constructivo. Una estructura de gran valor patrimonial por los valores técnicos que encerraba y que prestó servicio durante 57 años sin incidencia alguna. Su colapso fue noble, dúctil, advirtiendo de su final (fig. 1).
Hay que destacar que la configuración del tablero (fig. 2) ha sido obtenida en la página web del CEHOPU (http://www.cehopu.cedex.
es/etm/expt/ETM-406-001.htm), situación que debe entenderse como extraordinariamente afortunada por infrecuente. Eso fue debido al hecho de que Alfredo Páez trabajó en la oficina de Eduardo Torroja, cuyos fondos antiguos están depositados en el CEHOPU.
En esta ponencia se presentan, tras describir la ubicación y la configuración de la estructura, los resultados más significativos de la autopsia realizada con la finalidad de tomar nota de la experiencia y trasladarla a la comunidad técnica, muy en particular a los ingenieros responsables del mantenimiento. Así lo entendió la Dirección General de Carreteras de la Comunidad de Madrid, que convino encargar a los laboratorios de Química y de Física de Materiales de la ETS de Ing. de Caminos, Canales y Puertos de la UPM la realización de unos ensayos de caracterización de los materiales, con el fin de identificar las causas del colapso y extrapolar las conclusiones a otras estructuras españolas. Sus conclusiones se presentan también en esta ponencia.
Hay que añadir que el puente había sido objeto de una correcta inspección principal en 2007 y que no pareció exhibir entonces síntoma alarmante alguno. Aunque hay que señalar (ya se ve en la figura 1) que el espesor del paquete de firmes era excesivo, con la consiguiente pérdida de margen para la sobrecarga, el problema fundamental fue el de un déficit de protección contra la corrosión en una estructura que, en la práctica, era pretensada no adherente. No puede decirse que se tratase de un defecto de proyecto. Se trató de un problema técnico del momento en que se construyó, cuando la durabilidad de las estructuras no se ponía aún en tela de juicio.
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