Conchita Lucas, Luis Peset González
La construcción del tramo atirantado del Puente de la Constitución de 1812 se ejecutó mediante el método de voladizos sucesivos. Sin embargo, cuando el tablero alcanzó las primeras pilas, así como en el momento de dar continuidad a diferentes tramos, fue preciso realizar varias maniobras singulares, que son las que aquí se describen.
El apoyo en las pilas de retenida significó el fin de la etapa en la que el desequilibrio del mástil condicionaba el proceso constructivo. La maniobra consistió en llegar con el tablero en voladizo hasta la pila, donde estaba esperando una dovela corta, de 5,4 m de longitud, a la que se empotraba con la ayuda de una estructura metálica auxiliar.
Con todos los movimientos relativos impedidos, se procedía a soldar la unión.
El cierre del vano central consistió en bloquear los extremos de los dos tramos a unir para que no se produjeran movimientos relativos entre ellos, y colocar la dovela de cierre que diera continuidad a los dos voladizos construidos de forma independiente. Sin embargo, para permitir los grandes movimientos térmicos que se presentarían durante la operación, la maniobra se complementó con el desplazamiento longitudinal de uno de los semitableros, previo al cierre, que permitió aumentar la separación entre los dos voladizos y soldar la dovela de cierre a uno de ellos antes del bloqueo.
La denominada dovela extrema estaba constituida por los últimos 50 m del tramo atirantado antes de entrar en el puente desmontable, y presentaba la singularidad de estar exenta de atirantamiento. Con un peso superior a las 10.000 kN, su instalación consistió en izar el tramo completo desde sus dos extremos: del lado de la pila 10 con los elementos que habían servido para colocar el tramo desmontable, y en el extremo opuesto con el carro de izado de dovelas.
Llegada a la pila de retenida Colocación de la dovela extrema La conexión del tramo atirantado con el viaducto de acceso desde Puerto Real se producía sin solución de continuidad. Es decir, sin junta de dilatación, por lo que debía dar continuidad estructural a los dos puentes, conectando la sección mixta del tramo atirantado con el cajón de hormigón pretensado del viaducto de acceso. Para materializar la unión se diseñó una dovela de transición de 10 m de longitud y ancho completo, que quedaba embebida en el tablero de hormigón, y se soldaba posteriormente a la sección mixta del tramo atirantado.
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