Una de las terapias que se postulan desde la Administración como más importantes contra la droga parece ser la intervención policial. Pero las consecuencias pueden ser catastróficas, especialmente para los drogadictos, que no pueden encontrar a su comprador habitual y a los que no se proporciona una adecuada alternativa médica.
Afortunadamente, las ONG funcionan con criterios diferentes, las personas son fundamentales para estas organizaciones y rechazan de plano la terapia de choque que ofrecen las autoridades.
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