Pinturas, esculturas, grabados, han servido a lo largo de la historia para plasmar hechos, pero también sentimientos. El arte como expresión de los más profundos recodos del alma fue uno de los elementos clave de la obra de la artista alemana Káthe Kollwitz. Atrapada en un mundo de lucha social y sometida a duras pruebas vitales, Kollwitz utilizó su talento para denunciar lacras como la pobreza o la guerra y para canalizar el profundo dolor que le produjo la muerte de un hijo en el frente. Por primera vez se publican en España sus diarios personales, unos textos que nos acercan a la personalidad de una artista excepcional.
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