Federico Aznar Fernández-Montesinos
Las celebraciones del bicentenario del Museo del Prado llaman a una reflexión sobre lo militar y el arte. La pintura y la estrategia se encuentran entrelazadas y tienen componentes que se superponen. Son expresiones de una época. Ambas manejan una cantidad tal de datos y factores que dan a la intuición un lugar notable en su diseño. La estrategia es, por ello, un arte, es la visión; mientras que la pintura recoge un momento visual particular, pero significativo y se convierte en mensaje. Estamos ante una suerte de engranajes que sirven tanto a la expresión de emociones, como a la comunicación de ideas. El arte explica lo que no se ve, superando la naturaleza especular de la propia experiencia; muestra premonitoriamente hacia dónde se dirigen las sociedades, como, a otro nivel, hace la estrategia.
The celebrations of the Prado Museum Bicentennial suggest the opportunity of a reflection on the military and art. Painting and strategy have components that overlap and both together are good expressions of the nature of each era, helping today to understand it. Both handle such a large amount of data and factors that give intuition a remarkable place. The strategy is the vision, while painting collects a particular, but significant visual moments; and becomes a message. We are facing a sort of gears that serve both the expression of emotions and the communication of ideas. What the eye does not finish seeing and shows us in a premonitory way towards where societies are headed, just as, at another level, the strategy does
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